jueves, 30 de diciembre de 2010

¡De buen humor!

Disculpad por esta estupidez de entrada, pero no he podido aguantar el impulso de bramar a los cuatro vientos que... ¡I'M HAPPY! Sí, y no sé por qué, en realidad.


Siento que los lazos que me mantenían prisionera acaban de volar hacia el horizonte, y sólo estoy yo, libre, sin cadenas que opriman mi verdadero carácter. ¡SIENTO QUE PUEDO HACER CASI CUALQUIER COSA!


Tal vez sea fruto de que llevo una cura de películas antiguas y romanticonas que ha culminado con: La extraña Pasajera. No pienso hacer ahora una reseña de la película, simplemente decir que, aunque no de forma tan exagerada, me sentía como la protagonista, anclada en algo que no le gustaba hacer... No con órdenes de mi madre, pero sí de mi miedo a no estar a la altura de la situación o de la gente que me rodea. Antes me frenaba de mis impulsos, ahora no. Acabo de darme cuenta de que no es bueno dejar encerrados los sentimientos, porque te hacen estallar y acabas enferma. Ahora que tengo motivos, es mucho más fácil para mí ser yo misma, porque no me importa lo que la gente piense u opine de mí; de eso me encargo yo. Si yo soy feliz así, así seguiré. ¡Y NUNCA CAMBIARÉ! Y si la gente me quiere, que sea porque soy yo, y no alguien que intento aparentar ser. Si caigo mal a alguien, pues mira, qué infortunio... No permitiré que me cambien y que me moldeen hasta conseguir la réplica de una Barbie o, simplemente, alguien "adaptado" a los tiempos que vivimos. Yo estoy muy adaptada; lo único que necesito para ser feliz son buenos amigos, gente afín con la que poder hablar tranquilamente, a mi familia, y mis libros y chiribitiflautadas históricas y culturales. No necesito gente para hablar sin sacar nada en claro. No necesito personas con las que no disfruto conversando ni haciendo el tonto... Es lo que la mayoría de la gente no logra entender.(¿¿se nota que estoy eufórica??)




Pues bien, señores, después de quedarme bien a gusto y desfogada, espero que no me reprendáis por "el tocho rollero" que he escrito antes. Un abrazo a todos, y hasta pronto ^^. 



Y ya de paso os adjunto el link de una canción que contribuye a mi buen humor:

viernes, 24 de diciembre de 2010

¡FELIZ NAVIDAD!

Buenos días, gente. ¡Hoy es Nochebuena y mañana Navidad! Pues me paso por aquí para:


1º)Deciros que estoy viva, y que mi letargo se ha debido a que un grupo de 48 virus han entrado en mi ordenador... 
2º)Darles las gracias a un par de amiguetes blogueros y compañeros de profesión ;) (Román y Carlos), porque me han pasado un premio. 

3º) ¡¡DESEAROS A TODOS UNAS FELICES FIESTAS!!


Que conste que la felicitación la he hecho yo... Me he armado un gran lío para desentrañar los oscuros secretos del Photo Scape (el cual me descargué ayer...), pero al final creo que ha salido algo aceptable...


En fin, ¡mil besos a todos! A mis amigos por que son lo mejor que me ha pasado nunca, a mi familia porque tengo la suerte de ser de ella... Y a los los lectores del blog, aunque nunca haya hablado con ellos, muchas gracias por seguirme; si lo leeis el blog sigue vivo.


Me marcho, ¡FELIZ NAVIDAD!





sábado, 4 de diciembre de 2010

Lo que Escondía la Pamela

Hola!! Pues como me aburro un poquito, voy a colgar el segundo capítulo de LA LEYENDA DEL BARCO ERRANTE.
Espero que os guste.


CAPÍTULO 2
Lo que escondía la pamela
Madrugada del día señalado. El sol acariciaba a la ciudad desde el este, cubriendo los edificios de una luz casi irreal. Era tan hermoso… Tan mágico y especial. Claro que habrían más salidas de sol. Otras, incluso, más bonitas que aquella. Lo que la hacía tan especial era el estar a la hora marcada, en el día marcado, en el lugar donde el San Telmo zarparía tras haber pasado las últimas comprobaciones.
Me senté cerca del muelle, en un banco de madera que me permitía posar mis ojos, grises y redondos, en la adormilada superficie del Océano Atlántico.
Allí estaba. La División naval del Sur. Dos imponentes navíos se alzaban, orgullosos, al amparo de dos fragatas que, con el paso del tiempo, habían perdido esa hermosura primaria.
Dios… Qué deteriorados estaban los barcos. Pensándolo fríamente, fue una temeridad el embarcarnos en aquellos buques y fragatas… Sobre todo, si queríamos llegar sanos y salvos hasta la otra punta del Nuevo Mundo.
Me levanté de mi asiento, y me acerqué al buque. Cerca de éste, oí cómo Porlier discutía con un pobre carpintero sobre el estado en el que se encontraba en buque Alejandro.
Me quedé quieto, a unos cinco metros del capitán.
Que no te confunda mi forma de hablar, querido lector. Puedo ser ameno cuando quiero. Pero has de recordar que, en aquella época, era ante todo, oficial de la marina. Debía guardar las formas.
Al verme en tal postura, el señor Porlier me hizo un gesto para que me acercase.
-¿Sí, Capitán?-Dije yo con un seguro tono de voz.
-¿Usted sabe, Grey, todo lo que hemos trabajado para que el barco ande por estas aguas? ¿Cuánto sudor se ha vertido para que “El Alejandro” navegue en esta misión?
-Estoy enterado. ¿Nos acontece algún contratiempo?
El pobre carpintero seguía nuestras voces con la mirada, e intentaba comprender a la primera cada una de nuestras palabras:
-El casco… Que parece que vuelve a filtrarse agua.-Acto seguido, levantó las manos hacia el cielo y, quitándose la gorra de capitán, masculló:
-En lo que llevamos de semana hemos tenido doce fisuras… ¡Doce! ¡Esto no es un barco! ¡Es una calamidad!
-Serénese, señor.-Le susurré.
Y, una vez calmo, añadió éste:
-Grey, disculpe que le moleste con los asuntos de un buque del que no está usted al cargo… Pero necesito que encuentre a Matías Carvajal y le diga que acompañe a este pobre hombre al casco del Alejandro. Una vez diagnosticado el problema desde dentro, que me avise.
-Enseguida, capitán.- Dirigí una rápida mirada al carpintero, y dije en tono autoritario:
-Acompáñeme, por favor.
Yo ya sabía dónde encontrar al maestre del Alejandro. Me acerqué hasta uno de los bares costeros y, con el carpintero haciendo de mi sombra, toqué el hombro de mi buen amigo Matías.
-¿Qué quieres, Vic?
-Porlier te manda a hacer un trabajito.-Dije guiñándole un ojo.- Debes acompañar a este buen hombre a la cubierta del Alejandro, parece que se filtra agua.
Con un gesto digno de haberse retratado, mi camarada se levantó de la silla y nos acompañó.
Desde el muelle, el navío imponía respeto. Se alzaba entre las olas y las brumas, tan erguido y suntuoso como una isla en mitad del océano. Lástima que supiésemos que se caía a pedazos; el efecto ya no era el mismo.
-Acompáñeme.-Pidió amablemente el maese Carvajal. Me disponía a seguirlos cuando un carruaje, tirado por dos hermosos corceles negros, aparcó cerca del San Telmo. Sirvientes empezaron a bajar maletas y ostentosidades. Una puerta se abrió, y de ella bajó aquél hombre con el que había hablado la noche anterior en la taberna: Ernesto Rodríguez. Saludé con una suave inclinación de cabeza, a lo que me respondió con una amable sonrisa. Y entonces… la vi.
No supe muy bien lo que escondía la pamela que, sobre un vestido blanco, bajaba elegantemente del carro, hasta que la muchacha que la portaba alzó la mirada hacia el cielo.
Tampoco recuerdo el tiempo que me quedé mirándola, prendado por su dulce cara de ángel. Sólo sé que era lo más hermoso que había visto hasta mi corta edad.
No resaltaba; su belleza era serena. El cabello, largo y de un dorado oscuro, caía en cascada por su espalda recta y de cintura pequeña. Era bajita. Menuda, tal vez. No muy delgada. Tampoco gorda. Era… era maravillosa. Su rostro se asemejaba al de una muñeca de porcelana. Labios rojizos y carnosos. Nariz recta, y ojos castaños.
Sé que si lo lees no parece algo tan fantástico. Es decir, que parece la descripción de una chica del montón.
No es cierto.
Ella era única… Era… especial. Pero me di cuenta demasiado tarde.

Embelesado como estaba de la jovencita, el timonel de mi barco no pudo hacer otra cosa que darme una palmada en el hombro, y gritarme:
-Despierta, Víctor, que estás en las nubes, chaval…
-No. No en las nubes.-Contesté yo.- Ya en mar abierto.
Rió con una extraña pizca de complicidad, y acto seguido, me dijo:
-Menudo bombón, ¿eh?
 -Es guapilla.-Susurré yo.
-Bellezón. ¿Se sabe quién es?
Aún tardé varios segundos en responder, pero finalmente le dije:
-Ah, sí. Es la hija del naturalista.
-Habrá venido a despedir a su padre, entonces.
-No.-Sonreí yo.-Viene con nosotros. El señor Rodríguez no puede utilizar su mano izquierda, por lo que es su hija quien dibuja la flora y la fauna de los lugares a los que va.
Nicolás, el timonel, abrió mucho los ojos, y de pronto exclamó:
-¡Es de mal agüero! ¿Cómo se les ocurre llevar a una mujer a bordo?
-Oh, vamos… Tan sólo es una niña.
-Es de mal fario, te lo digo yo, Vic. De mal fario. Nos va a traer problemas…-Tras estas afirmaciones, Nicolás me dejó allí solo.
-Te dejo, ya me deben necesitar en el puente.
Y se fue.
Yo, en cambio, me acerqué con cuidado al naturalista que, colocándose bien las gafas, me estrechó la mano con una amplia sonrisa.
-Me alegro de verlo, señor.-Dije yo, y él me correspondió con un “igualmente”. Acto seguido, se acercó a la muchacha y, tras susurrarle algo que no pude entender, la jovencita se acercó y, cortésmente, hizo una leve reverencia.
-Bonnie, quiero presentarte a mi amigo Víctor Grey, es el alférez del San Telmo.-Y tras una breve pausa, añadió dirigiéndose a mí:
-Víctor, esta es mi hija Bonnie.
-Es un placer.-Contestó escuetamente la muchacha, con una sonrisita algo falsa en los labios.
-El placer es mío.-Comencé yo, pero bastó una mirada de la chica para que me callara rápidamente.
El capitán hizo acto de presencia en aquel mismo instante.
-Señor Rodríguez… Señorita…-Dijo mientras estrechaba la mano de uno, y hacía una reverencia a la segunda.- Bienvenidos al barco… Bienvenidos. Tengo que hablar con usted un segundo, Rodríguez… Alférez Grey, lleve a la muchacha a su camarote, por favor. Que se instale.
El naturalista intercambió unas palabras con su hija antes de dejármela al cargo. Ahí sí que pude escuchar una breve discusión:
-Bonnie, nos reuniremos para comer…
-Pero, padre, ¿de verdad tengo que ir con él? ¿Ha visto cómo me miraba?
-No empieces, Bonnie…
-No. Si no empiezo. Sólo quiero terminar… Quiero acabar con esto. No mas viajes, no quiero más…
-Bonnie, ahora mismo no estás en situación de pedir nada. Te lo repetiré: vete con el señor Grey, y a la hora de comer nos veremos. Tengo un asunto que hablar con el capitán.
-Pero yo no…
-Vete, Bonifacia.
Con gesto huraño, se separó de su padre y empezó a andar deprisa.
-¿Viene?-Me dijo con desdén incontenible; entonces yo comencé a caminar hacia ella por miedo a perderla de vista.
Avanzamos hacia la rampa, por dónde subiríamos al barco, en silencio.
En cuanto llegamos al pasillo donde estaba el camarote, me decidí a hablar:
-He oído decir a su padre que dibuja usted muy bien.
No respondió. Se limitó a soltar una carcajada a modo de burla, así que yo tampoco dije nada.
Al llegar a la puerta señalada, la señorita se decidió a poner la mano en el pomo, pero yo, como buen caballero, hice ademán en abrirle yo la puerta. Esta conducta no satisfizo nada a la chiquilla que, mosqueada, posó su mirada en mis ojos y me dijo:
-A ver si se entera… Yo no necesito ayuda. Me he criado sola en un mundo de hombres. He luchado por mi honra y he salido ganando. He aprendido a dibujar aun sabiendo que no se iba a considerar mi trabajo como mío, pero he llegado hasta aquí… Yo sola, se lo repito. No necesito a nadie, y menos que un joven como usted que me abra la puerta para entrar al camarote. No soy como las otras.
Y desapareció tras la puerta, llevándose consigo un pedacito de mi paciencia y un buen cacho de mi dignidad.
Era en esos momentos cuando tendría que haberme hecho oír, pero no lo hice. Me quedé callado, a metro y medio de la puerta de su estancia, preguntándome cómo un recipiente tan frágil podía albergar tal esencia.
Me decidía a irme cuando caí en la cuenta de una cosa: ¿sabría ella a qué hora se comía?

jueves, 2 de diciembre de 2010

Otro sobre el Holocausto

Buenos días, hoy vengo con un libro recién salido del cascarón. Lo leí justo cuando salió a las tiendas, porque lo vi en una revista y... (mejor no me enrollo más...). Bueno, hoy voy a reseñar LIVERPOOL STREET.
TÍTULO: Liverpool Street (también es el título original)
AUTORA: Anne C. Voorhoeve
TRADUCTORA: Alicia Valero
GÉNERO: Novela realista
AÑO DE PUBLICACIÓN: 2010
NÚMERO DE PÁGINAS: 505
EDITORIAL: Alea Narrativa
ARGUMENTO: Los acontecimientos se centran en la vida de una niña, Ziska Mangold, la cual tiene que huir de Alemania a Londres para escapar de los nazis. No sabría qué más decir, ya que pasarme de los límites del resumen de la contraportada equivaldría a "spoilearos" el libro, así que sólo digo que es el típico libro sobre el holocausto.

SNOPSIS CONTRAPORTADA: Invierno de 1939, estación de Liverpool Street, Lontres. Ziska Mangold se apea del tren. No es un tren cualquiera el que la ha llevado hasta allí, sino uno de los transportes de niños que liberaron a diez mil niños judíos, solos, sin sus padres, de la Alemania nazi. Ziska tiene una meta: reunisrse lo antes posible con sus padres y con su amiga Bekka. Pero no dispone de mucho tiempo: la amenaza de una terrible guerra se cierne sobre ellos.
A Ziska, a quien en Londres la llamarán Frances, le esperan una nueva familia totalmente desconocida, un idioma extraño, nostalgia de su hogar y años de incertidumbre... Pero también una gran aventura y, siete años después, una difícil decisión.

OPINIÓN PERSONAL: Sinceramente, no lo pondría a la altura de La Ladrona de Libros ni por asomo, y además es una novela con una trama ya muy usada, pero qué le voy a hacer... Le tengo devoción a los libros sobre la época nazi. Para empezar, diré que hay muchas cosas que sí me gustan, como la descripción de la unidad familiar (amor y lealtad ante todo). Luego... Lo malo de este escrito es que la autora es alemana y al traducir un libro alemán al español pierde bastante (no lo digo por nada malo... que nadie se ofenda, simplemente pienso que es más difícil conseguir un buen resultado). Si embargo es muy fácil de leer y muy ameno.

CURIOSIDADES: Es un texto en 1º persona, narrado por la misma protagonista. Ha sido galardonado con el premio Buxterhuder Bulle al mejor libro de ficción en lengua alemana. 


¡Hasta pronto!

jueves, 25 de noviembre de 2010

¿Te atreves a pronunciar su nombre?

Buenísimos días, amigos! Y tanto que son buenos, acabo de acabar los exámenes... YUPI! Hoy vengo con la reseña de uno de mis libros favoritos (vaya, novedad al canto...). El Nombre del Viento.

TÍTULO: El Nombre del Viento
TÍTULO ORIGNIAL: The Name of the Wind
SERIE: Crónica del Asesino de Reyes
Nº LIBRO: 1 (primer día)
AUTOR: Patrick Rothfuss
TRADUCTORA: Gemma Rovira
GÉNERO: Fantasía épica
AÑO DE PUBLICACIÓN: 2007
Nº PÁGINAS: 832
EDITORIAL: Random House
**BEST SELLER**
ARGUMENTO: Kvothe es un personaje legendario, el héroe y el villano de miles de historias que corren entre la gente. Todos le dan por muerto, cuando en realidad vive con un nombre falso en una posada apartada y humilde, de la que es propietario. Nadie sabe ahora quién es. Hasta que una noche un viajero, llamado el Cronista, le reconoce y le suplica que le revele su historia, la verdadera, a lo que finalmente Kvothe accede. Pero habrá mucho que contar, le llevará tres días. Este es el primero… Kvothe (que podría pronunciarse ´Kuouz´) es el hijo del director de una compañía itinerante de artistas cuya llegada a los pueblos y ciudades siempre es un motivo de alegría. En ese ambiente Kvothe, un niño prodigio muy alegre y servicial, aprende distintas artes. Para él, la magia no existe; sabe que son trucos. Hasta que un día se tropieza con Abenthy, un viejo mago que ha dominado los arcanos del saber, y le ve llamar al viento. Desde ese momento Kvothe solo anhela aprender la gran magia de conocer el nombre auténtico de las cosas. Y, sobre todo, a llamar al viento. Para ello pasa por una serie de aventuras que lo trasladan a la Universidad... y NO DIGO MÁS, ¡QUE ME ENROLLO COMO UNA PERSIANA!

SNOPSIS CONTRAPORTADA: <<He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felutrian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar, ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos. Me llamo Kvothe. Quizás hayas oído hablar de mí.>>
OPINIÓN PERSONAL: La verdad es que no soy muy dada a leer best sellers juveniles, sin embargo... ¡ME HA ENCANTADO! Es un mundo donde hay una magia que, como poco, puede resultar muy curiosa. No es el típico cuento de hadas, no. Aquí no hay elfos, ni magos, ni vampiros... Hay una Universidad, donde se puede aprender el arte de llamar a todas las cosas por su nombre. Es un libro un poco pesado para gente que no es muy lectora, ya que es SUUUUUPER largo. Pero a los que somos más de fantasía os animo a leerlo, ya que es una novela que engancha un montón, tiene una historia muy bien armada y unos personajes entrañables y maravillosos... En fin, eso. Que me encanta.

CURIOSIDADES: Patrick Rothfuss (el autor) se lo dedica a su profesor de historia del instituto, ya que cuando era pequeño le prometió que en el primer libro que publicase le haría referencia a él. Se está esperando a que se saque el 2º libro en el Reino Unido, el cual se va a llamar "The Wise Man's Fear". En español la traducción sería más o menos: "El Temor del Hombre Sabio". Este último libro sería como el 2º día del relato de la historia de Kvothe, y el subtítulo sería "Crónica del asesino de reyes 2, segundo día".
Existe un anuncio del libro:
Y, cómo no, la portada de la segunda parte...

ESTO ES TODO... XAO BACALAOS!!

domingo, 14 de noviembre de 2010

Presentación de "Los hijos de las Tinieblas"

¡¡Hola a todos!! El sábado pasado estuve en Castellón, en la presentación de "Los hijos de las Tinieblas", la segunda parte de una trilogía que me está volviendo loca desde las Navidades pasadas. Nunca había estado en algo parecido, cuando llegué me senté y estuve escuchado al autor (el genial genio: José Antonio Cotrina), hablar de los dos primeros volúmenes de "El ciclo de la Luna Roja".
¡¡Debo decir que me lo pasé rematadamente bien!! Conocí en persona a una amiga del foro, ¡Carmen! Y, cómo no... al indudable genio del que han salido esos pedazos de historias. El acontecimiento tuvo lugar a las 12 de la mañana, en una librería-taberna llamada Argot. Debo decir que era una monadaaa y super cuca.
Aquí tenéis una foto de Cotrina, Carmen y yo (yo soy la que está en medio).
Me llevé los dos libros publicados para que me los firmasen... ¡YUPI! 
Al final de la charla, preguntaron si había gente del foro, y como no quiere la cosa Cotri vino y empezó a hablarnos como si fuésemos de la familia... Fue un día redondo. El escritor es majísimo y super gracioso, y Carmen tres cuartos de lo mismo.
 Y aquí yo con José Antonio Cotrina.

En fin, sólo quería dar la noticia, ya que para mí fue un acontecimiento... ¡Hasta pronto!

sábado, 6 de noviembre de 2010

¿Ángel o demonio? Elige bien tu bando...

Hoy vengo con la ficha de otro de mis libros favoritos: DOS VELAS PARA EL DIABLO. Esta novela la leí hace ya un par de años, pero sigo relelléndola y sigue inspirándome las mismas pasiones que en el 2008. Es la última novela sin continuación de la gran escritora de fantasía: Laura Gallego (que por cierto, es paisana mía y estudió en el mismo colegio que yo...). Así que, a hablar del libro se ha dicho.


TÍTULO: Dos Velas para el Diablo
AUTORA: Laura Gallego García
GÉNERO: Urban Fantasy
FECHA DE PUBLICACIÓN: 2008
NÚMERO DE PÁGINAS: 414
EDITORIAL: S.M
ARGUMENTO: Estamos en medio de la guerra eterna entre ángeles y demonios. Cat es una adolescente, hija de un ángel, aunque ella es humana. Cuando unos demonios matan a su padre, Cat jura que no descansará hasta que no haya encontrado a los asesinos. Ella, ahora sola en el mundo, viaja a España para obtener respuestas, y se cruza con Angelo, un demonio menor algo "moloncete" que va ayudándola a descubrir secretos de su vida y un pasado oscuro que culmina con su llegada al mundo.
El argumento da un giro de trescientos sesenta grados cuando llevas ya (más o menos), dos tercios de la novela leídos. Y el final es tan sorprendente que nos dejará sin palabras.

SNOPSIS CONTRAPORTADA: Hoy día, ya nadie cree en los ángeles. Sin embargo, hay gente que sí cree en los demonios. Pero los ángeles existen y han existido siempre. ¿Que cómo lo sé? Porque mi padre era uno de ellos. El problema es que, cuando los ángeles te dan la espalda, ¿en quién puedes confiar?

MUNDO: En la tierra hay ángeles y demonios que luchan constantemente, pero muchos de ellos no pueden recuperar su cuerpo etéreo, se hacen mortales y mueren. Esta "enfermedad" la han bautizado como La Plaga, y se cree que sólo afecta a los ángeles.
Todos los ángeles y los demonios tienen un rango: ángeles y demonios mayores o menores; hay mayores y jóvenes, incluso niños. Pero han vivido tanto que ni los jóvenes recuerdan muchas cosas de su vida anterior, ya que cambian de identidad cada cierto tiempo.
Van armados con espadas angélicas y demoníacas, y son tan comunes y antiguas que pasan desapercibidas para el ojo humano, y eso es lo que puede herir o matar a un ángel o demonio, ya que están hechas con "antiesencia". 

OPINIÓN PERSONAL: Es un libro que ha traído mucha cola en cuanto a lo moral, pero yo opino que esta es una novela fantástica, y que los personajes, cómo no, también son fantásticos. Es un libro muy ameno, con toques de humor y muy fácil de leer. Incluso puedes llegar a meterte demasiado en la piel de la protagonista, ya que está contado el 1ª persona y por una chiquilla de una edad semejante a la nuestra. Sinceramente, pienso que es el mejor libro de la autora. Está cargado de intriga, suspense, emoción y aventura; sin olvidarnos de una relación amorosa que engancha un motón. Es decir, por todo esto: EL LIBRO ENGANCHA UN MONTÓN. Además está muy bien escrito y la autora ha creado un mundo fantástico increíble. A pocos libros les doy un 10, pero este (junto con La ladrona de Libros), se lo merece.


DETALLES ADICIONALES: La misma Laura Gallego nos dice que, si tuviese que elegir una banda sonora para la novela, elegiría sin duda Bring me to life, de Evanescence (no voy a deciros por qué, ya que eso destriparía la trama y no quiero... ya que es un libro que da muchas sorpresas y no es bueno saberlas antes de leerselo...).
Otra cosilla interesantilla es que, hasta este año, la portada había sido esta (que, mi sincera opinión, me gusta más que la de ahora):

 Además, me siento orgullosísima de tener la primera edición (portada de arriba), ¡¡¡¡y firmada por la autora!!!


Esto es todo, ¡hasta otra!




domingo, 31 de octubre de 2010

¡¡Feliz Halloween!!

¡¡¡FELIZ Y REQUETEFELIZ NOCHE DE HALLOWEEN!!!

Lo siento, pero tenía que hacerlo... ¡No lo he podido evitar!


Os deseo una aterradora y feliz noche de Samhein, queridos lectorillos... Esperad con la maleta a que Denestor vaya a vuestra habitación y os lleve a Rocavarancolia... Temed a los cuervos de trapo, y sentid la llamada de la Luna Roja.

Divertíos con los disfraces y comiendo calabaza... 





¡HASTA QUE LA MUERTE NOS RECLAME Y EL OLVIDO NOS CONDENE!!
Mejor dicho... Hasta pronto :D

sábado, 30 de octubre de 2010

Una ladrona. Una guerra. Un libro.

Buenos días (tardes o noches...), queridos lectores. Hoy voy a tratar un libro del que, posiblemente, encontréis reseña en muchos otros blogs, pero que, para mí personalmente, sería un pecado no habar de él, ya que es mi libro favorito.
¿De qué estoy hablando? Pues... De LA LADRONA DE LIBROS.



TÍTULO: La Ladrona de Libros
TÍTULO ORIGINAL: The books thief
AUTOR: Markus Zusak
GÉNERO: Fantasía histórica (¿¿??)
AÑO DE PUBLICACIÓN: 2005
NÚMERO DE PÁGINAS: 531
EDITORIAL: Lumen
TRADUCTORA: Laura Martín de Dios
ARGUMENTO: La misma muerte es la que narra las vivencias de la pequeña Liesel Meminguer, hija de una comunista en la Alemania nazi. La pequeña es dada en adopción a los 9 años a una familia muy humilde de un pueblecito cercano a Munich.  En el barrio de acogida, Himmelstrasse (calle del Cielo), Liesel comienza a convivir en unas condiciones penosas, ya que la guerra hace mucha mella en el modo de vida alemán.
Pero la historia de la ladrona no comienza ahí. Es más, se remonta al viaje que tuvo que hacer para llegar a Himmelstrasse... En camino, su hermano pequeño muere en el vagón del tren, y al enterrarlo en un pueblecito cercano, al sepultero se le cae del abrigo un libro, el cual Liesel recoge y guarda como un tesoro.
No quiero hablar mucho del argumento, ya que es un libro que se hace querer y que uno disfruta desentrañándolo por sí mismo.

SNOPSIS CONTRAPORTADA: Erasé una vez un pueblo donde las noches eran largas y la muerte contaba su propia historia. En el pueblo había una niña que quería leer, un hombre que tocaba el acordeón, y un joven judío que escribía cuentos hermosos para escapar del horror de la guerra. Pronto, la niña se convirtió en una ladrona que robaba libros y regalaba palabras, y con esas palabras escribió esta cruel historia que ahora es una novela inolvidable.

ESTRUCTURA DE LA NOVELA (merece la pena poner este detalle): La historia está escrita en priemra persona, pero la narra la muerte. Violento, ¿eh? La verdad es que no.  Capítulos muy cortos, divididos en 10 partes de la novela. La muerte va escribiendo en forma de párrafos cortos, pequeños apuntes y notas, como esto...:

No os preocupéis... No soy tan tonta como para poner una página al azar. Es la primera página.Y además la he retocado para que se vea borrosa... Pero la estructura se entiende como va, ¿no? Título, parrafito, nota, más parrafito, más nota de la autroa (la muerte)... Y así.

OPINIÓN PERSONAL: Si escribiese aquí todas las palabras y frases alagadoras que exiten, me quedaría corta. Es un libro... Pues... Difícil de definir. Cruel y hermoso, confuso... Hay unos toques de humor que te pueden hacer llorar de risa, y páginas con las que también puedes llorar perfectamente, sólo que de tristeza.
¿Novela de aventuras? ¿Histórica? ¿Romántica? ¿Comedia? ¿Tragedia?... ¿Drama? No sabría cómo definirla. Sólo sé que es el libro más increíble que me he leído nunca. Y lo recomiendo a todo el mundo: amantes de la historia, la fantasía pura, los que son más de realidad... A todos. Creo que es un libro que puede gustar muchísimo.


DETALLES ADICIONALES:
Quiero añadir que es un best seller.Y a los que, por la razón que sea, les de alergia esa palabra, les digo: a mí también me da alergia, y es mi libro preferido. Un best seller se puede hacer best seller por varias razones:
1.) "Lo que hace el mono lo hace la mona", es decir, que la sociedad se guía por las grandes masas, o...
2.)Porque, en verdad, es un buen libro.
Y creo que con esta novela pasa lo segundo.
Hay un video en youtube que puede pareceros interesante... Es como un anuncio de la ladrona, pero versionado por fans. Ah, y está en inglés, así que tened el oído bien abierto... O la reseña de la contraportada, porque es lo que se dice ahí.
Es una chorradita, pero en fin... Estas cosas suelen hacer gracia :D
Segurié escribiendo. Auf wiedersehen!

sábado, 23 de octubre de 2010

El San Telmo... ¿Barco fantasma?

Hoy voy a hablaros del San Telmo. A los que hayáis leído mis dos últimas entradas tal vez no os pille tan de sorpresa lo que voy a contar ahora, pero aun así...

El San Telmo fue botado en 1788, y junto con "La Prueba", "La Mariana" y "El Alejandro", formó parte de "La División del mar del Sur".

No voy a aburriros mucho con la historia sobre los años siguientes, simplemente quiero centrarme en lo que ocurrió a raíz del 11 de Mayo de 1819.

Zarparon de Cádiz los cuatro barcos hacia el "Apostadero del Callao", que se encuentra por las costas pacíficas del continente americano.

Llegaron bien los cuatro hasta el Paso de Drake, aunque a raíz de allí al Alejandro empezó a entrarle agua por el casco y tuvieron que regresar a Cádiz... (En realidad el Alejandro zarpó un día después, debido a un poblema en el cabestrante mayor).


Pero, a lo que iba. Para pasar a las costas pacíficas de América tendrían que entrar por el cabo de Hornos.

Dos lo consiguieron. El San Telmo no.

Desde entonces, han hecho investicaciones y han buscado el barco por doquier, pero no han encontrado señales del San Telmo por ninguna parte. ¿Qué pudo ocurrir? ¿Naufragaron y el navío se perdió? ¿O llegaron a tierra firme?

Un misterio que, tal vez gracias a mi imaginación, se convierta en leyenda xD (de ahí el título de la noveleta que estoy escribiendo: la Leyenda del Barco Errante).

 Estas son las vistas de "El cabo de Hornos".






Y este el hermoso navío español, desaparecido en el año 1819 en el Atlántico Sur. ¿Sabéis a lo que me refiero? ;)

jueves, 21 de octubre de 2010

La taberna del quinto muelle

¡Hola a todos! ¿Recordáis mi última entrada? La del prólogo... Bueno, pues ahora voy a empezar a colgar el primer capítulo de la historia: LA LEYENDA DEL BARCO ERRANTE.
Espero que os guste, ¡un besito!
CAPÍTULO 1
La taberna del quinto muelle
Era la única taberna a la que hubiese ido en un día como aquel. Muy marinera y rústica, con grandes esferas cristalinas y azulonas colgando del techo, gracias a redes de cuerdas gruesas y blancas.
Las paredes estaban tapizadas de tablones de madera de roble, y en los paneles colgaban distintos trofeos que el tabernero, el viejo Samuel, había ido coleccionando de sus travesías juveniles por altamar. Grandes pinturas de imponentes navíos; algún que otro pequeño timón mohoso, y un gran ancla oxidada eran algunos de esos objetos que “el viejo Sam” observaba con melancolía, mientras servía grandes jarras de espumosas cervezas.
Yo conocí aquel lugar por mi padre, Albert Grey, que en paz descanse. Recuerdo que, cuando aún tenía diez años, solía llevarme con él cuando amarraban su navío al muelle de Cádiz, y pasábamos las horas hablando con el viejo Sam. Él intentaba explicarnos con todo detalle cada una de sus travesías, y yo me quedaba embobado escuchando al tabernero, mientras mi padre, el capitán del San Telmo, sonreía y me revolvía los cabellos, lisos y negros como el carbón.

Cuando entré allí aquella tarde de 1819, yo ya no tenía diez años, sino diecisiete, y mi padre no venía conmigo, puesto que falleció en el 1816. A pesar de todo, me sentí seguro de mí mismo al entrar a aquella taberna pequeña y poco luminosa. Nada había cambiado desde la última vez que fui.
En la entrada seguían apilándose los  flotadores de las redes de pesca, que los marineros hacían secar al sol mientras bebían y bebían.
El mohoso timón medio roto estaba colgado en la misma pared, como el primer día.
Los taburetes que rodeaban la barra de madera seguían gastados, y las bolas azules aún  la iluminaban, colgadas en el techo.
Lo único que cabría destacar, es que Samuel parecía cada vez más anciano. Y ahora, su tatuaje en forma de timón estaba oculto bajo la rota de manga corta de la camiseta, la cual le cubría por completo el antebrazo.
En cuanto me descubrió, sonrió enseñando sus dientes amarillos, y su colmillo de oro.
-Cuanto tiempo, chaval. Ya casi ni te reconozco.-Dijo mientras daba un golpe seco y sonoro a la madera de la barra.
Yo también sonreí, y entré a la penumbra. Me senté en uno de los taburetes marrones, y apoyé los codos en la barra.
-¿Qué tal va todo, chaval?
-No puedo quejarme.-Contesté, aunque no fuese del todo verdad.
Sam limpiaba una jarra de cerveza mientras me hablaba.
-Bueno, Víctor… A ver si me hacéis más visitas, que me tenéis desamparado. ¿Qué tal le va a Albert? ¿Sigue de capitán?
Aquel comentario fue para mí como haberme tirado un jarro de agua fría en la cabeza.
Así que, cabizbajo, susurré:
-Mi padre falleció hace un par de años.
Samuel levantó la vista, pasmado.
-No lo sabía.
-Ya, bueno… No tenías por qué saberlo.
-Se me hizo raro que dejarais de venir a beber tan precipitadamente, chico. Pero nunca pensé que habría ocurrido una desgracia así.-Y tras una breve pausa, llegó la pregunta que yo temía responder.- ¿Cómo ocurrió?
Yo alcé los ojos, y me encontré al viejo Sam más pendiente de mis palabras que de los vasos que debía fregar, así que tomé aire, y comencé:
-Dijeron que llevaban ya dos semanas en mar abierto, cuando encontraron sangre en la cubierta del navío. Pero el cuerpo de mi padre no estaba allí, de modo que pensaron que pudo habérselo comido un tiburón o algo así.
-Eso es imposible.-Exclamó Samuel, aparentemente consternado.-Sabes perfectamente que los tiburones no se meten en un barco así como así. ¿Qué sandeces me estás contando?
-Solo te cuento lo que dijeron los marineros. Nadie vio a mi padre después del incidente, y  dudo mucho que se tirara él mismo al agua helada.
Sam frunció el ceño, y habiéndoselo pensado durante unos escasos segundos, retomó la conversación:
-Tal vez se hiriese… Y el olor de la sangre alertase a los tiburones.
-Es un misterio lo que ocurrió.-Sentencié.-Algunos marineros recalcan que era de noche, y el capitán había ido a dar un paseo y ordenó que nadie lo siguiera. Por eso no estaban allí a la hora en que se produjo la muerte.
Samuel continuó con la limpieza de sus jarras de cerveza, y yo resoplé.
-Yo pienso que se suicidó.-Dije, y en ese instante, a Sam le calló el vaso que sostenía, y emitió un pequeño estruendo al romperse
-No vuelvas a decir eso.
-¿El qué? ¿Que se suicidó?
-Exacto. Ni pienses en que tu padre se suicidó, porque no era un hombre así. Albert os quería muchísimo. A ti, a tu madre y a tu hermana Clotilde. Así que ni se te ocurra volver a comentarlo en mi presencia.
-No hace falta que te pongas así. No lo digo y ya está.
-Bien. Cambiando de tema, Vic… ¿Quién es el nuevo capitán del San Telmo?
-Don Rosendo Porlier.
-Bien, bien… ¿Y tú? ¿Tu padre te enroló en el navío?
-Desde luego.-Afirmé, henchido de orgullo.-Soy alférez del barco.
Samuel me puso una mano en el hombro, y me dijo con total integridad:
-Tu padre estaría orgulloso de ti, muchacho.
-Gracias, Sam. Es lo que intento, de veras.
Se hizo el silencio. Sólo se oían las risas de los grumetes que bebían sus cervezas tras nosotros.
Pero yo retomé la charla, y añadí algo inesperado para el viejo amigo de mi padre.
-Por cierto, mañana zarpamos rumbo a América, creía que era conveniente decírtelo.
-¿Y para qué os vais allí?-Añadió el viejo en tono severo.
-Ya sabes que las posesiones españolas en el Nuevo Continente están amenazadas por la insurrección y los movimientos independentistas.-Expliqué.-Vamos a reforzar a las demás fuerzas que fueron hasta allí el año pasado, y a relevar al Comandante del Apostadero del Callao, don Antonio Vacaro.
-¿Sabe tu madre que te vas?
-Sí, lo sabe. Y también lo saben Clotilde y mis amigos. El único que quedabas eras tú.
-Pues me alegro de entrar en tu lista…-Comentó él en tono jocoso.
-¿Sabes qué? Fue por eso por lo que costó tanto encontrar voluntarios para el mando de la División del Mar del Sur. Porque él mismo será el que se quedará allí como Comandante.
Comenté yo, aunque omití el pequeño detalle de que los barcos también se encontraban en malas condiciones. Pero no quería preocupar a Samuel; eso era asunto mío, y ya está.
-Así que, ¿aún no hay nadie al mando?
-¡Por supuesto que sí! Porlier se ofreció en el último momento. Aunque no con mucho entusiasmo, debo de decir.
Después de eso, alguien entró en la taberna. Era un hombre de mediana edad, con el pelo castaño y un poco ondulado, aunque corto. Llevaba una carpeta bajo el brazo derecho, y la agarraba con desesperación.
Finalmente, se sentó a mi lado, en un taburete frente a la barra, y pidió una copa de vino.
Cuando Sam se la sirvió, el hombre abrió la carpeta de cuero marrón. En ella había un blog de dibujo.
Lo abrió y comenzó a observar las figuras que allí había.
Yo también las observaba, fascinado por la exquisita mano del dibujante. En él habían retratados pocos rostros, y lo que más destacaban eran los dibujos de paisajes y animales. Deduje que se trataba de la flora y la fauna de algún lugar determinado.
-Son muy buenos.-Comenté yo para quitar hielo.-Los dibujos, quiero decir.
El hombre me sonrió bonachonamente, y se ajustó las grandotas gafas a la nariz.
-Gracias, joven. Lo cierto es que son de mi hija, pero ella no sabe que le he quitado el bloc.-Volvió a sonreír, y puntuó.-Se enfadaría mucho si lo descubriera, pero el caso es que necesito saber una cosa de él…
-¿Cuántos años tiene su hija?-Cuestionó Samuel.
Cómo no, el flacucho hombre sonrió amablemente al tabernero.
-El mes que viene hará los quince.
-Pues debo decir que son unos dibujos impresionantes.-Comencé.
-Sí.-Suspiró el hombre.-Lo cierto es que es toda una artista.
Y con ese comentario, volvió a ponerse bien las gafas. Yo le ofrecí la mano, y este me la estrechó.
-Víctor Grey, encantado.
-Yo soy Ernesto Rodríguez. Naturalista.
-Yo el alférez del San Telmo.
-¿Alférez? ¿Cuántos años tienes? No debes de ser mucho mayor que mi hija.
-Soy mayor de lo que aparento.-Le dije con una media sonrisa.-Tengo 17 años.
-Tampoco eres tan mayor, chico. Si estás en la flor de la vida… Y deja que te lo diga, tu barco es precioso. Casualmente voy a embarcar mañana en tu navío. Voy a la isla de las Flores, y tal vez me quede por Uruguay. Ya sabes, cosas del oficio. Hoy aquí, mañana allá…-Ernesto suspiró, y volvió a colocarse bien las gafas en su grandota nariz.
-¿Y su hija se quedará sola aquí? Perdone que se lo diga, pero creo que no es una buena edad para dejar sola a una chiquilla en España mientras usted entra y sale del país cuando le viene en gana.-Comentó Samuel, y el señor Rodríguez se echó a reír.
-Por supuesto que no dejo sola a mi dulce Bonnie.-Acto seguido nos mostró su mano izquierda. Me asombró comprobar que estaba totalmente carcomida por las llamas. Es más, en vez de una mano parecía una gran herida que no cicatrizaba nunca.
-Dios bendito, ¿cómo se ha hecho usted eso?
-Hace unos años hubo un gran incendio en mi casa.-Sentenció el hombre, carcomido por la nostalgia.-Me quemé al intentar salvar a mi esposa galesa, Margaret Jenkins, pero…
Comprendí que aquel recuerdo podía causarle más dolor que, incluso el de la muerte de mi padre a mí. A fin de cuentas, el hombre intentó con todas sus fuerzas salvarla de las llamas, y la vio morir. Yo no vi morir a mi padre, y siempre le recordaré con su aspecto jovial y bonachón. ¡Y con su inconfundible acento irlandés!
-Por suerte, mi hija estaba jugando en la playa aquella tarde. No supo nada del incendio hasta que llegó a casa, a las ocho de la tarde. Para entonces, ya habían apagado el fuego, yo tenía la mano vendada, y ella se había quedado huérfana de madre.
-Lo lamento mucho…-Susurré. Pero en momentos así no basta con sentirlo; yo lo sé bien. A la muerte no se la puede tratar como una simple visitante. Alguien inesperado que llama a tu puerta y, como no quiere la cosa, se lleva a tu hijo enfermo, o hace que tu abuela se suma en un sueño eterno mientras descansa en su sillón.
La muerte es mucho más que eso: es la enemiga de la vida y, por lo tanto, enemiga nuestra. Aunque, claro, yo no me di cuenta en aquel momento.
-Lo que iba diciendo… Yo soy zurdo, así que no puedo escribir ni dibujar. Pero para mi oficio se requiere una buena mano con el lápiz, así que me llevo a mi hija a las expediciones, para que haga de mi mano izquierda, y se vaya preparando para la universidad, naturalmente.
Sam y yo asentimos, satisfechos por la explicación.
Ernesto se levantó del taburete, cerró el bloc de la muchacha, lo metió en la carpeta, y se despidió.
-Un placer haberlos conocido, señores.-Se paró en mí, y señaló.-Supongo que mañana nos veremos.
-Eso espero, señor.
Asintió y salió de la taberna. Al abrir la puerta, yo supe que ya había anochecido, y que mi madre y mi hermana estarían esperándome para cenar.
Así que yo también me despedí de Sam, pidiéndole que mañana por la mañana se acercase al décimo muelle para despedirse del hijo del un viejo amigo.
-Vamos, hombre. No está tan lejos. Tu taberna está frente al quinto, no creo que te suponga un gran sacrificio…
-Que conste que iré por tu padre. Se sentiría muy orgulloso de ti.
-¿Y tú te sientes orgulloso, Sam?
-Por supuesto que no. Sabes perfectamente que creo que el mar no es sitio para los humanos. Tal vez para ellos sí, pero para nosotros no.
-Sam… Ellos no existen. No es más que una historia marinera… Una leyenda.
-¿A caso una leyenda puede dejarte una cicatriz en el brazo, muchacho?
Intrigado, le pregunté por la cicatriz. Él se levantó la manga, y me enseñó el tatuaje. Yo, como no, me eché a reír.
-¿Eso es una cicatriz?
-Sí.
Sonreí, y le dije adiós mientras salía de su lúgubre taberna.
Poco a poco, volví a sentir la brisa marina inundar mis pulmones, y comprendí que pasaría mucho tiempo sin volver a ver todo eso. La taberna; el puerto de Cádiz; mi casa; mi familia… De pronto, todos mis recuerdos surcaron cual rayo mi memoria. Sentí pena. Nostalgia. Pero tenía una cuenta pendiente con el mar. Necesitaba encontrármelo cara a cara y, mientras observaba la puesta de sol y su infinita hermosura, preguntarle porqué me arrebató a mi padre cuando yo sólo era un grumetillo de la tripulación. Me senté en el muelle, con las piernas colgando en el vacío que me separaba del océano, y observé la luna. Qué hermosa era. Qué elegante.
Y los ojos se me empañaron de lágrimas. No sufría, qué va. Simplemente me impactó el separarme de todo aquello durante tanto tiempo. ¿Un año? ¿Dos? ¿Tal vez tres? ¡BAH! Qué importaba eso. Entonces tuve el presentimiento de que, posiblemente, no regresara jamás a mi bahía…
Y aunque tan sólo era un presentimiento, me estremeció la idea de no volver a ver todo aquello. Lo que verdaderamente amaba. Todo lo que podía sentir parte de mí. Pero allí, sentado en el regazo de las olas, ¿cómo podía creer que, verdaderamente, aquél presentimiento se haría realidad?



Y aquí una imagen del San Telmo (sí, sí que existió, y la historia de ese barco me da escalofríos... Por eso he pensado escribir una historia fantástica con el barco y el mar como escenario).

 

miércoles, 13 de octubre de 2010

Prólogo: La leyenda del barco Errante.

Os preguntaréis lo que es esto... Pues veréis, resulta que llevo escribiendo esta novelita desde los 9 años, y tenía ganas de poner algún fragmento de ella. Para empezar, subo el prólogo a ver qué os parece.

 PRÓLOGO
Las cosas no son lo que parecen, y lo digo sinceramente; no lo son. Hace mucho tiempo que ya no siento el Sol en mi piel; ya no percibo la luz del día en mis ojos; ni veo al Sol ponerse en el horizonte. Ya no es solo el mar el que se extiende hasta el infinito; es el tiempo. Y, me duele pensar que, por mucho que lo desee, nunca volveré a ver al ser amado, y nunca volveré a sentir su calor.
Hace mucho tiempo me llamé Víctor Grey. Ya no tengo nombre; no lo necesito. ¿Por qué? Porque no estoy vivo, pero tampoco muerto. Supongo que, para el mundo, mi vida se perdió para siempre en las frías aguas del Océano Atlántico; pero no. Ahora, estoy condenado. Condenado a vagar como un alma en pena por toda la eternidad. Condenado a estar vivo y muerto al mismo tiempo. Sin poder vivir; sin poder morir. Condenado a esperar un final, que… Que nunca llegará.
Dicen que la vida es un sueño; pero se equivocan. El sueño es la vida; y la vida lo es todo. Pero no quise admitirlo hasta que sucumbí. No comprendí lo que me ocurría, hasta que amaneció, y el Sol me dañó en mi blanca piel y mis ojos grises.
Pero, por si lo pensabas: no. No soy un vampiro.
Solo soy una triste alma que sueña con mirar de frente al mar, y sentir otra vez el Sol en la piel. Que surca los mares con su tripulación de condenados. El Errante es nuestro nuevo hogar; es nuestra nueva existencia. Y llevo ciento noventa años en este estado. Ciento noventa años en este navío de almas errantes.
Ciento noventa años surcando los mares.
Ciento noventa años sin ver la luz del Sol.
Ciento noventa años sin mi amada.
Ciento noventa años con el alma destrozada…
…Ciento noventa años sin saber por qué ocurrió.
Pero, sufro en silencio. En este barco. En este condenado navío del que no podré escapar...
Jamás.

¿Por qué retomar esta historia? Ya está olvidada… Tan marchita como yo. Nadie la comprendería; nadie sería capaz de sentir lo que yo siento cuando la rememoro. No soy tan bueno contando historias, sin embargo… Puedo intentarlo.
Tal vez no te interese; es más, pensarás que miento, y que este muchachito, sencillamente, lee demasiadas historias de aventuras.
En parte, tendrías razón. Aunque, por otra, estás completamente equivocado. ¿Por qué juzgas a alguien a quien conoces, a penas, dos minutos? Sé que este relato puede parecerte extraño; asombroso y cruel. Trágico y confuso.
Pero, para algo estoy aquí sentado, escribiendo en tinta negra las crueles palabras de mis memorias. Contemplando la luz de la luna filtrarse por el ojo de buey de mi camarote de alférez.

Deseo cambiar las cosas; que sea el sol el que desliza sus rayos por mi escritorio. Que las estrellas duerman mientras yo camino, y no al revés. Fervorosamente, espero y desespero volver a acariciar la arena ardiente. Volver a sentir el corazón palpitante, y mi sangre por las venas.

¿Crees que no recuerdo cómo es estar vivo? Lo añoro desde que me di cuenta de que aquel maldito juramento no me llevaría a la tumba, sino a un lugar peor: el limbo.
Un limbo donde la noche es eterna, y el tiempo pasa para todos, excepto para mí.

Escribo y escribo mientras contemplo el horizonte. Solo se ve un fino hilo de luz blanquecina: el de la dama de plata, que se yergue suntuosa en lo alto del cielo negruzco.

A estas alturas, te preguntarás de qué estoy hablando. Tal vez te lo cuente… Aunque eso conlleve ciertas responsabilidades. No debes decírselo a nadie, bajo ninguna circunstancia. Es un secreto que lleva entre mi especie desde su inicio.
¿Estás intrigado?
Pues mantente atento al relato de este joven fantasma sanguinario.


Viajamos por las profundidades del océano, en barcos que parecen destrozados, y en verdad, nadie ha logrado nunca desentrañar el enigma de por qué son capaces de moverse. Por esa razón nos llaman: los errantes.
Lo único que sabemos es que, más allá de todo cuanto conocemos, más allá de los siete mares, de las altas montañas de hielo, y los imponentes glaciares, hay una isla eterna, donde el tiempo no pasa para ninguno de nosotros. Donde no hay vida; tampoco muerte.
Los barcos naufragados son arrastrados a sus costas por las corrientes, donde, no se sabe cómo, adquieren vida propia.
Una especie de… Voluntad. Algo que les hace salir a navegar por los tristes y desolados suelos de los azules mares, y después les lleva a retomar su camino, de vuelta a la Isla Etehrnita.

Tal vez me haya apresurado un poco en relatar acontecimientos, sin embargo, algo me dice que tiene que ser así.
Debes conocer el terreno antes de adentrarte en él. Por el momento, has de saber lo que te acabo de contar: que no somos vampiros, que  viajamos con nuestros barcos naufragados por las profundidades, y que nuestro puerto franco es una extraña isla eterna, alejada de todo cuanto conoces.

Y ahora, si me disculpas, sí que empezaré la historia por el principio.
Como debe ser.