miércoles, 4 de marzo de 2015

Mira a ambos lados

Propongo mirar a ambos lados, y no sólo a las pantallas de los ordenadores. Propongo ayudar a nuestros vecinos, amigos y hermanos, en vez de dárnoslas de buenos pretendiendo ir a África (por poner un ejemplo como otro cualquiera) con los “más necesitados”, algo que muchos dicen pero pocos hacen. Y es que a nuestro alrededor, si nos fijamos, tenemos las claves. No hace falta buscar más allá.
Porque a lo mejor tenemos un amigo cruzando la calle que lo está pasando muy mal, o una persona en clase a la que ni siquiera hacemos caso y es muy buena gente, ¡y no nos damos cuenta! ¿Por qué? Porque buscamos incansablemente esa “persona que me complementa, ese que me entiende tan bien” navegando en internet. Y hay gente que cree que ésta es la clave. Pero sólo porque no han mirado bien a ambos lados de su egocentrismo.
Pienso que internet es una buena herramienta para mantenernos cerca de nuestros seres queridos, pero nunca debería evadirnos de nuestra realidad. Las cosas no se solucionan así. Hay que plantar cara, sacar valor de donde haya, y luchar por nuestro día a día, por nuestro presente y por nuestro futuro, no simplemente tecleando o cogiendo los mandos de una consola, sino poniendo un pie fuera de casa y cogiendo al toro por los cuernos.
Y quien no lo haga, lo siento por él, o ella. La vida existía mucho antes de que internet lo gobernara todo. Y hay gente que se queja del capitalismo, cuando internet es lo que nos tiene esclavizados.
Porque hay gente que parece que no viva donde vive, y no, no puede ser. Todo gracias a nuestra querida tecnología. No debemos tolerarlo. Porque el lugar en el que estamos es el lugar en el que nos ha tocado VIVIR. Y sí, VIVIR con letras mayúsculas. Y si no nos gusta, debemos aprender a que nos guste y a ser felices con lo que la vida nos ha dado. Y mejorarlo, poner bonito el escenario para sentirnos a gusto. Pero… ¿cambiarlo por algo que ni siquiera existe? Qué barbaridad.
Mirad a ambos lados y descubriréis la verdad: gente en las cafeterías con las tabletas, o en el autobús con Whats App. De verdad, tomaos un minuto para mirar más allá. A lo mejor el hombre de tu vida está sentado en la barra del bar que frecuentas. O puede que en el autobús hayas coincidido con una amiga de la infancia sin tan siquiera enterarte… ¡Porque estamos todos TAN abducidos por la tecnología que ni se nos ocurre pensar que haya algo más allá!
Y yo digo, ¿por qué no pararnos a pensar? ¿Por qué dejar que siga ocurriendo esto? Empieza por sonreír a los del trabajo, a los de clase, por las mañanas. Comenta qué buen o qué mal día hace. Sé agradable, porque si no lo eres, no pretendas que los demás lo sean contigo. No contagies mal rollo, inúndate de buenas vibraciones.

Porque, ¿quién no prefiere una sonrisa a un emoticono? ¿O una llamada a un mensaje de texto? O un paseo a una llamada. O un abrazo, simplemente. Y eso sí que una máquina no te lo da.