domingo, 12 de junio de 2011

¡Coge tu libro!

Bueno, pues el majo de Will, de El Charco sin Fondo, me ha nominado para seguir este meme literario. Tengo que coger el libro que esté leyendo en este momento, abrirlo por la página 89 y leer un poquito de la línea número 5.

Ahora, yo estoy leyendo la segunda parte de la fantástica saga de fantasía llamada Canción de Hielo y Fuego, llamada Choque de Reyes.


Y ahí va la frase:
<< -¿De verdad? -Preguntó Bran deseando creerlo.>>
Es una chorrada, pero vamos... es divertido ^^

Se supone que tengo que nominar a 5 blogs, pero los que conozco ya han sido nominados... ¡Lo siento! Hasta la próxima :)

Esa brillante luz: la vida

El mundo empieza y acaba con una brillante luz, ¿a caso nunca os habéis parado a pensarlo? La diferencia entre nacer y morir es ínfima: nacer significa dejar atrás la oscuridad y salir a la luz. Morir conlleva alejarte de la luz y sumirte en las tinieblas. Si uno se para a pensarlo, es lo mismo, pero al cambiar el orden de las palabras, podemos cambiar el orden de la vida. Nacer, vivir, morir. En esos tres pilares se basa nuestra existencia. Naces con una luz, y mueres al dejarla atrás. Por eso, me lleva a pensar que esa luz… esa brillante luz que en todos los libros, historias y cuentos relatados generación tras generación, se describe como algo tan magnífico, tan brillante y tan espectacular… esa luz que todos definen como el inicio y el fin, es la vida. La vida es esa luz entre las tinieblas: nadie sabe ni cómo ni por qué está ahí, pero aun así, nadie puede cuestionar que existe… y que ahí está, imponente; alzándose entre mares de negrura para hacerse notar. Su único objetivo es que la admiren por ser única; por ser distinta, y tan perfecta como pueda llegar a ser. Y así, cuando la luz vaya menguando hasta convertirse, de pronto, en oscuridad… cuando ya no quede nada de ella, el resto de destellos se percatarán de que falta uno, y de que aquella lucecita, por pequeña que fuera en aquel inmenso grupo de luces, era parte de él. Pero entonces será cuando resurja un nuevo albor; una nueva llama… otra nueva luz que empieza de forma igual.
Y con esta pequeña metáfora, se ve cómo la vida es única y especial; es una luz muy brillante y espectacular… y, aunque no lo parezca, no hay palabras para expresar cuán importante es. ¿Por qué? Porque no es descriptible lo maravilloso que es tener a alguien esté presente durante todo nuestro trayecto. Porque ella es quien está siempre con nosotros. Porque siempre va de nuestra mano. ¿Por algo más? Sí, porque ella es a quien primero vemos, y es a la última a la que nos agarramos antes de exhalar un último aliento y, con su brillo cegador como última visión de la existencia, perecer.