domingo, 29 de marzo de 2015

A esos amigos que marcaron la diferencia

Recordar las primeras risas y los primeros momentos, hace tanto, tanto tiempo, y mirar al presente y comparar, y ver cómo la vida da tantas vueltas, cómo es que seguimos juntos pese a haber cambiado y madurado... pese a no ser los mismos niños que una tarde se encontraron por casualidad.
Y es hermoso, aunque a veces se necesite mirar atrás. Y es complejo, porque, aunque tengamos nuestras cosas, nos queremos y no hay forma de evitarlo.
Por eso prometo que, aunque la amistad sea algo extraño y complicado, siempre estará ahí, entre nosotros. Porque nos vimos cuando éramos invisibles. Porque nos quisimos por ser nosotros mismos. Porque, queramos o no, hay algo entre nosotros que es difícil explicar con palabras, pero con una mirada es más que suficiente. Y eso no se encuentra fácilmente.
Y por eso marcáis mi diferencia.

Cuando el mundo aprieta

Cuando el mundo aprieta, hay que apretar con él. Porque la vida trata de eso. Porque Dios aprieta, pero no ahoga. Porque no hay nada que te caiga del cielo que no puedas superar.
Cuando el mundo aprieta, trata de romper la soga con tacto, no te quemes, no salgas escaldado. Y si duele, y si quema, cúrate con mimo, porque hay medicinas que servirán.
Que el mundo no aprieta tanto como parece. Que nos da los medios para liberarnos de las adversidades.

Tú empuja, no te ahogues. Haz, no imagines. Anímate, porque el sol siempre sale después de la tormenta. Porque no sabes qué te depara el mañana.