miércoles, 17 de abril de 2013

Amor, Amor

En honor a mi profesora de latín, que este mes celebra sus bodas de plata, he aquí un texto muy simple sobre el amor. Espero que os guste.

Hubo una vez, en un reino muy lejano, una preciosa princesa de largos cabellos de oro a la que un gallardo caballero desposó. Tal vez quisiera el azar del destino, o el destino hecho azar, que el muchacho se decidiera a pedir su mano por la indecisión de otro joven.Y es que el amor es el sentimiento que mejor se disfraza, que mejor sabe mentir. El amor es como un velo que nubla nuestros sentidos, hasta tal punto de aparentar no existir. Mas, cuando otro corazón intenta adentrarse en el del amado, los sentidos comienzan a reaccionar y te hacen comprender que debes afrontar retos y dificultades, incluso miedos y vergüenzas, para llevar a cabo tu objetivo, que no es otro que el de pasar el resto de una vida junto a tu otra mitad.El hada madrina de la princesa quiso advertir a la muchacha de lo que estaba por venir:“A veces es difícil convivir con el ser amado, pero la gente dice, o suele afirmar, que de no ser por el amor no se conseguiría una armonía entre esos dos espíritus, ni se aguantarían reacciones o personalidades que jamás hubieses imaginado que casarían contigo. Aunque, cuando se trata de la persona a la que quieres, no te importa nada. Es él. ¿Y qué más da? Sois así, y así os queréis, por igual.Es difícil encontrar a tu mitad, así que, cuando topes con ella… ¡no la sueltes! Quiérela, ámala, y consérvala como el tesoro más valioso que puedas llegar a tener, porque eso es lo que es. Es la persona más especial de tu vida… es el regalo que te ha querido dar el destino. Es la fusión de dos espíritus… algo que pocos pueden afirmar haber vivido. Es la experiencia más absoluta, más personal y más trascendental de uno mismo: querer a alguien y por él, a su vez, sentirse querido.”Por eso, cuando la princesa y el caballero contrajeron matrimonio, supieron que, a pesar de las dificultades que tuvieran que afrontar, lo soportarían sólo con la firmeza que el amor les transmitiría.La princesa y el caballero siguen viviendo en armonía, y se aman igual o más, incluso, que el primer día. Aunque el sufrimiento en la vida sea constante, saben que se amortigua con su amor: un amor infinito que se profesaron desde una tarde soleada en la que sus ojos se encontraron e intercambiaron palabras… unas palabras que, aunque no lo supieran entonces, fueron los primeros versos de un cantar que todavía siguen piando los pájaros del tiempo, la fortuna, y la vida.