sábado, 9 de mayo de 2015

Enamórate

Te daré un consejo, enamórate. Enamórate con pasión, dejando a un lado los prejuicios y los pasados rencores. Hazlo mientras seas joven, mientras puedas sentir que aún vuelas. Enamórate de quien quieras, estate dispuesto. Enamórate de la brisa, y de la vida, y de tus sueños. Enamórate de todo aquello por lo que luchas y consideras cierto. En definitiva, enamórate mientras estés a tiempo. Enamórate, cielo.
Enamórate mucho.

domingo, 29 de marzo de 2015

A esos amigos que marcaron la diferencia

Recordar las primeras risas y los primeros momentos, hace tanto, tanto tiempo, y mirar al presente y comparar, y ver cómo la vida da tantas vueltas, cómo es que seguimos juntos pese a haber cambiado y madurado... pese a no ser los mismos niños que una tarde se encontraron por casualidad.
Y es hermoso, aunque a veces se necesite mirar atrás. Y es complejo, porque, aunque tengamos nuestras cosas, nos queremos y no hay forma de evitarlo.
Por eso prometo que, aunque la amistad sea algo extraño y complicado, siempre estará ahí, entre nosotros. Porque nos vimos cuando éramos invisibles. Porque nos quisimos por ser nosotros mismos. Porque, queramos o no, hay algo entre nosotros que es difícil explicar con palabras, pero con una mirada es más que suficiente. Y eso no se encuentra fácilmente.
Y por eso marcáis mi diferencia.

Cuando el mundo aprieta

Cuando el mundo aprieta, hay que apretar con él. Porque la vida trata de eso. Porque Dios aprieta, pero no ahoga. Porque no hay nada que te caiga del cielo que no puedas superar.
Cuando el mundo aprieta, trata de romper la soga con tacto, no te quemes, no salgas escaldado. Y si duele, y si quema, cúrate con mimo, porque hay medicinas que servirán.
Que el mundo no aprieta tanto como parece. Que nos da los medios para liberarnos de las adversidades.

Tú empuja, no te ahogues. Haz, no imagines. Anímate, porque el sol siempre sale después de la tormenta. Porque no sabes qué te depara el mañana.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Mira a ambos lados

Propongo mirar a ambos lados, y no sólo a las pantallas de los ordenadores. Propongo ayudar a nuestros vecinos, amigos y hermanos, en vez de dárnoslas de buenos pretendiendo ir a África (por poner un ejemplo como otro cualquiera) con los “más necesitados”, algo que muchos dicen pero pocos hacen. Y es que a nuestro alrededor, si nos fijamos, tenemos las claves. No hace falta buscar más allá.
Porque a lo mejor tenemos un amigo cruzando la calle que lo está pasando muy mal, o una persona en clase a la que ni siquiera hacemos caso y es muy buena gente, ¡y no nos damos cuenta! ¿Por qué? Porque buscamos incansablemente esa “persona que me complementa, ese que me entiende tan bien” navegando en internet. Y hay gente que cree que ésta es la clave. Pero sólo porque no han mirado bien a ambos lados de su egocentrismo.
Pienso que internet es una buena herramienta para mantenernos cerca de nuestros seres queridos, pero nunca debería evadirnos de nuestra realidad. Las cosas no se solucionan así. Hay que plantar cara, sacar valor de donde haya, y luchar por nuestro día a día, por nuestro presente y por nuestro futuro, no simplemente tecleando o cogiendo los mandos de una consola, sino poniendo un pie fuera de casa y cogiendo al toro por los cuernos.
Y quien no lo haga, lo siento por él, o ella. La vida existía mucho antes de que internet lo gobernara todo. Y hay gente que se queja del capitalismo, cuando internet es lo que nos tiene esclavizados.
Porque hay gente que parece que no viva donde vive, y no, no puede ser. Todo gracias a nuestra querida tecnología. No debemos tolerarlo. Porque el lugar en el que estamos es el lugar en el que nos ha tocado VIVIR. Y sí, VIVIR con letras mayúsculas. Y si no nos gusta, debemos aprender a que nos guste y a ser felices con lo que la vida nos ha dado. Y mejorarlo, poner bonito el escenario para sentirnos a gusto. Pero… ¿cambiarlo por algo que ni siquiera existe? Qué barbaridad.
Mirad a ambos lados y descubriréis la verdad: gente en las cafeterías con las tabletas, o en el autobús con Whats App. De verdad, tomaos un minuto para mirar más allá. A lo mejor el hombre de tu vida está sentado en la barra del bar que frecuentas. O puede que en el autobús hayas coincidido con una amiga de la infancia sin tan siquiera enterarte… ¡Porque estamos todos TAN abducidos por la tecnología que ni se nos ocurre pensar que haya algo más allá!
Y yo digo, ¿por qué no pararnos a pensar? ¿Por qué dejar que siga ocurriendo esto? Empieza por sonreír a los del trabajo, a los de clase, por las mañanas. Comenta qué buen o qué mal día hace. Sé agradable, porque si no lo eres, no pretendas que los demás lo sean contigo. No contagies mal rollo, inúndate de buenas vibraciones.

Porque, ¿quién no prefiere una sonrisa a un emoticono? ¿O una llamada a un mensaje de texto? O un paseo a una llamada. O un abrazo, simplemente. Y eso sí que una máquina no te lo da.

miércoles, 14 de enero de 2015

Unos cuantos aforismos


"Vacíame de tristeza y relléname de abrazos".

"No todo es tener un sueño, pues para algo nos dieron la capacidad de esforzarnos y perseverar".

"Pasó de ser la típica, a ser la única. Pasó de dejarse a quererse, a sentirse íntimamente especial".

"El truco está en creer que tú solo te bastas, que no necesitas bastón. Entonces conseguirás todo lo que te propongas, porque en ti mismo encontrarás los medios para conseguirlo".

"Comenzó con un latido, tan tenue, tan sencillo... Tan callado, tan profundo, y acabó por ser mi palpitar más acelerado, e hizo estallar mi corazón en llamas".

"Qué bien sienta que se detenga el tiempo, por unas horas, por un momento, sabiendo que hay calma, y que aunque mañana nieve o truene, el presente es solo paz".

"Solo me sale quererte, quererte sin más. Tentando a la suerte, amando en presente, queriendo hacerlo y jugándome los ases. Pero, aun así, tal vez sin sentido, solo me sale quererte, quererte sin más".

"Y si somos así es porque alguien nos modeló. La diferencia entre nosotros y las piedras es que a las piedras también las pulen, y los humanos tenemos la capacidad de pulirnos por nosotros mismos".

"Un te quiero en el momento adecuado puede aliviar muchos males y calmar el alma, cuando realmente sabes el esfuerzo y la verdad que hay tras esas palabras".

"Y entonces respiramos, respiramos bien hondo, porque sus palabras nos abrazaron el alma y nos hicieron sentir acogidos, en casa".

"Aunque haya sueltos mucho Don Perfecto, siempre tendremos a nuestro ojito derecho: a nuestra persona especial".

"Lo nuestro es demasiado serio para hacerlo serio".

"El amor se construye, y si no, no es amor".

domingo, 7 de diciembre de 2014

La Bohemia Valenciana

Vuela el espíritu de la bohemia valenciana, por las calles intrincadas y los vientos de levante. Camina con lentitud y compás, paladea historias de héroes y amantes.
Se siente el alma de la bohemia valenciana en cada plaza, en cada banco. En cada losa que han pisado quienes de ella escribieron tanto.
Y es que Valencia es la bohemia, la bohemia viva y andante. Ciudad de luces, de colores, de pasión, de fuego y arte.
Es lugar de luna roja, sangrante, grande y brillante, y de un sol resplandeciente que nunca jamás decae. El cielo es un gran lienzo con polvo de tiza azul, y el aire huele a mar, a azahar y a su cálida luz.
Y por ella pasea siempre la bohemia valenciana, por el Carmen, por las torres, por los puentes y mercados, por ese ensanche que funde presente con pasado.
Y ahora somos nosotros la bohemia valenciana, valencianos que comenzamos la andadura. Seremos poetas, músicos, bailarines y artistas… Portadores y creadores de cultura.
En nosotros cae el peso de la bohemia valenciana. Seremos leyenda o la narraremos, imprimiendo nuestra huella en la historia. Y ante todo pasearemos, y admiraremos nuestra obra… Una obra que empezó cuando el primero de nosotros pensó: “hágase el arte, la pasión, la poesía, la danza y la música”.
Y algún día nuestros nombres el eco los gritará. Y sonarán tal vez en silencio, tal vez mudos, por esas intrincadas calles que acogieron nuestro andar.
Y seremos historia sin serio, la bohemia no morirá. No, mientras quede un solo bohemio paseando por las calles de Valencia, soñándola despierto o soñándola sin más.

Vuela el espíritu de la bohemia valenciana, por el tiempo y su escenario. Vuela lento pero impaciente, esperando a aquellos que continúen su legado.

domingo, 23 de noviembre de 2014

La niña de la casa cerrada

Erase una vez… Una niña que vivía en una casa. Lujosa, aunque muy pequeña. La niña era feliz allí, pero con tan poco espacio sólo cabía ella. Estaba sola, alejada del mundo y del tiempo. Nunca abría sus cortinas rojas, pomposas y aterciopeladas. Se limitaba a pasar la vida alejada de todo, tan sólo con lo que ella consideraba necesario para su propia felicidad. Por las mañanas, al despertar,  se levantaba de su cama, y recorría la suave colcha con las yemas de los dedos. Después desayunaba tortitas, y seguidamente se ponía a tocar su precioso piano blanco.
Pero, una tarde que estaba aburrida, se fijó en que las cortinas dejaban al descubierto una pequeña rendija. Intrigada, la descorrió y se puso a contemplar el paisaje. Lo que vio la sorprendió bastante. A su alrededor había un vecindario, con grandes mansiones igual de bonitas que la casita de ella. Pero, a la vez, eran diferentes. En el interior de aquellas enormes casas había mucha gente. Los propietarios irradiaban felicidad. La niña podía percibir su alegría.
Y, de pronto, se sintió vacía. Creía que era feliz en su pequeño mundillo; solamente con su piano, su caballete y sus libros.
Se dio cuenta de que no. De que, era cierto que era feliz, pero estaba vacía. Necesitaba ver su casa repleta de gente.  A rebosar de amistades.

Alguien llamó al timbre. Se asustó. Ya lo habían hecho antes, pero nunca se había dignado tan siquiera a ver de quien se trataba.  Se creía feliz sola. Con su pequeño mundo. Pero ese día, por primera vez se acercó a la puerta y, con el sol cayendo en el horizonte, y salpicándole la cara de un suave color rojizo, tímidamente, la abrió.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Paradoja

Me dijeron hace tiempo que la vida hay que vivirla, porque, de lo contrario, no tendría nada que escribir. Me dijeron que no desistiera, y que fuera yo misma, pero fueron los primeros en no quererme así. Si ser valiente es un pecado, y no serlo, es inmoral, a la hipocresía del humano no busquemos el final. Pues quienes fueron los cobardes de no quererme siendo así, serán los que luego, cuando brille, vengan a mí.
Por eso hay que querer a quien te quiere como igual, sin reservas ni prejuicios, tan sólo siendo natural. Quienes te vieron invisible son los que valen la pena, y así comprendemos que el resto es del viento la veleta. Quienes cambian contigo, quienes que mejoran en tu honor, esos valen la pena, no aquellos que desearon tu condena.

Y si crees que avanzas a duras penas, y que el miedo te hará abandonar, recuerda que hubo alguien que te quiso como nadie, que te quiere y te querrá. Pues esos son los verdaderos amigos, los que, cuando creíste que no había nada en ti que valiera la pena, que tuviera sentido, en ti encontraron a una persona que alumbró sus caminos, y por eso, sólo por eso, entenderás que los hipócritas decían la verdad: que la vida hay que vivirla, que no hay que desistir, que sólo siguiendo tu camino serás capaz de alcanzar un fin.

Contigo

Con tu historia y tu guitarra, y tu ajetreada vida. Con la sombra del desconcertante devenir que se avecina. Con tus idas y venidas, con tu nervios y sonrisas. Con tus penas y alegrías lidiadas con valor. Con tu amor a la bondad y tu odio al odio. Con tu grandeza de espíritu. Con tantos años caminados, tantos, que sobreentiendo que eres mío. Con la intriga del futuro, con el comienzo de un turno… Será contigo, y sólo contigo, con quien me atreva a descubrir el mundo.

miércoles, 27 de agosto de 2014

El Eco del Silencio

A veces miro hacia el pasado con nostalgia. En mis recuerdos, todavía sigo siendo la misma niña de trenzas castañas que corría por aquel bosque bajo el sol de las tardes de verano. Pero, en cuanto me descubro a punto de traspasar la línea que separa la nostalgia de la tristeza, inmediatamente dejo de soñar despierta.
Y vuelvo a la realidad.
Ya no hay bosques bajo los cálidos atardeceres, y mis trenzas castañas van camino de desteñirse.
Sólo queda en mí el eco de lo que un día fue. Un eco ya apagado, silencioso y constante. El eco de las risas de mi amigo bajo la sombra de los pinos, del taconeo de mi hermana al desmontar de la bicicleta.
Todo es tan distinto ahora, aunque resulta tan extrañamente cercano... Esos momentos son los primeros y lentos acordes de una canción sin finalizar: te conmueven, te abren la puerta hacia lo que aguarda, y siempre los consideras los más hermosos.
Al hacerte mayor cambia el mundo, y con él, cambias tú. Dejas atrás los vaqueros holgados, y las mejillas sonrosadas de la infancia dan lugar a pómulos angulosos y empolvados. También dejas atrás las muñecas y las tiaras de plástico, incluso a amigos y lugares de juego.
Cambias tú y, contigo, cambia el mundo. Y un día te das cuenta de que ya no eres tan niña, de que comienzas a hacerte mujer; de que hay personas que quieres y sabes que no volverás a ver, y lugares que frecuentabas y por los que no te dejarás caer. 
Te sientes triste porque crees entender el futuro, y en él no hay cabida para la felicidad presente. Porque tus amigas se separan, ya no están contigo siempre. Porque tu amigo del alma y tú, de pronto, comenzáis a ser diferentes. Y te sientes sola, y con miedo a lo que se avecina. No concibes un futuro mejor que tu pasado.
Pero sí que lo hay. Habrá miles de historias que contar a tus nietos. Recordarás más allá de aquellas trenzas con lazos de color. Habrá gente que llegue, y sí, también echarás de menos a la gente que se fue. Pero no, no llores por ello, no llores porque el mañana será diferente a ese silencioso eco que escuchas en tu mente, fruto de los recuerdos que gritan y chillan en el vacío que han dejado. Sonríe, porque la vida te ha regalado momentos. Momentos tristes, momentos alegres... Momentos con los que estremecerse al hablar de ellos. 
El mundo no acaba, sólo cambia y continúa su camino. Y por consiguiente, también cambias tú. Y ese mundo no tiene por qué ser malo, sólo distinto. Tal vez llegue a ser mejor de lo que imaginas.
Aplasta el miedo a lo desconocido. Vive, ama, siente, ríe... Hoy o mañana, o incluso ambos. Escucha rock a todo volumen o escribe un poema entre lágrimas. Porque tú eres tú, y aunque cambies en lo externo, será la misma sonrisa la que se dibuje en tu rostro cada mañana, será la misma mirada la que observe su entorno, tal vez más curtida, más madura.
El eco se sieve del silencio para poder sonar. Pronto llenarás ese vacío que piensas que tienes. Rebosará de nuevas vivencias, de nuevas historias, de nuevas ilusiones con las que soñar. Tienes toda la vida por delante, y personas a las que conocerás, y momentos que recordar.
Pero, sobre todo, recuerda que aunque cambies, aunque el mundo parezca cambiar, tu canción seguirá sonando, ahí dentro, y latirá cada vez más fuerte en ese corazón que, pase lo que pase, siempre será tuyo... El mismo de aquella niña que corría bajo el sol aquellas tardes de verano, y la que un día decidió mirar hacia el cielo y se le ocurrió crecer.