miércoles, 26 de enero de 2011

Un relatito más...

Éste es un relato que... Bueno... Lo escribí en un estudio que nos dejaron en el colegio.


Ese día… ¿Lo recuerdas? Te acercaste con sigilo y me susurraste bellos versos al oído. 
Y yo me derretí.
 Sonreí al ver tu dulce mirada. Tú me devolviste la sonrisa, tierna, amistosa y embelesadora. Pero sólo ocurrió una vez. Una única noche separó la confianza del hielo y el frío.
Ahora, te veo pasar por las calles, pero no me atrevo a saludar. Me pongo nerviosa cuando me miras y, amagando una leve sonrisa en tus labios, desapareces entre los viandantes y los coches. Las piernas me tiemblan cuando pienso en ti. En tu forma de hablar, de pensar… Incluso de moverte. En tu forma de mirarme. ¿Hay algo tras esos ojos? ¿O sólo amistad? Ojalá fuese más que eso… Aunque, por algo se empieza, ¿no? Aun falta mucho para que pueda decirte que te quiero… Sí, no sé por qué, pero te quiero. Estoy enamorada de ti. Desgraciadamente, no eres real. Sólo eres un sueño. El príncipe azul… El chico ideal. La imagen que tengo del amor verdadero, puro e incondicional. Eres mi alma gemela, y no existes… ¡Ficción! ¡Irrealidad! ¿Por qué me atormentáis de esa manera? ¿Qué os he hecho yo? Nada. Os negáis a hablar. Ahora yo tampoco puedo hacerlo, me toca despertar. Mirar de frente a la realidad y reprocharle que acaba de salirse con la suya; que acaba de deshacer el embrujo que habías ejercido en mí. Y, aun así, aún tengo mis esperanzas y mi fe en que te veré pasar por mi ventana; nos miraremos a los ojos, y sabré que eres tú… Alma gemela.