domingo, 7 de agosto de 2011

Qué hacer cuando se es adolescente

Este relato se me ocurrió mientras paseaba con mi mejor amiga por la calle. La despreocupación con la que caminábamos mientras cantábamos al unísono me incitó a escribir este micro relato:


Busquemos lo que estaba perdido. Encontrémonos a nosotros mismos. Sintamos la brisa cruzar nuestros rostros todavía inmaduros. Imprimamos nuestra huella en la historia; dejemos rastro en las vidas de los que amamos. Abracemos sentimientos que, inesperadamente, surcan nuestro corazón y nuestra mente mientras intentamos descifrar su significado. Acariciemos la posibilidad de ser los mejores. Amemos a nuestras primeras grandes amistades. Vislumbremos atardeceres en compañía de nuestra gente. Visitemos el maravilloso mundo del amor y, cuando ya sepamos que de verdad sentimos lo que intuimos sentir, dejémonos llevar por nuestro corazón... Pues, cuando ya seamos mayores... Cuando ya sólo nos quede de nuestra juventud una ligera sombra en el alma, nos aferraremos al recuerdo de que, cuando fuimos niños, quisimos a alguien como a nuestra propia vida... Lloramos y reímos en compañía de gente que jamás nos traicionó... Y cantamos, alegres, bajo el sol de la tarde, mientras imaginábamos cómo sería el recordar aquel primer beso que aún no se cumplió.