domingo, 7 de diciembre de 2014

La Bohemia Valenciana

Vuela el espíritu de la bohemia valenciana, por las calles intrincadas y los vientos de levante. Camina con lentitud y compás, paladea historias de héroes y amantes.
Se siente el alma de la bohemia valenciana en cada plaza, en cada banco. En cada losa que han pisado quienes de ella escribieron tanto.
Y es que Valencia es la bohemia, la bohemia viva y andante. Ciudad de luces, de colores, de pasión, de fuego y arte.
Es lugar de luna roja, sangrante, grande y brillante, y de un sol resplandeciente que nunca jamás decae. El cielo es un gran lienzo con polvo de tiza azul, y el aire huele a mar, a azahar y a su cálida luz.
Y por ella pasea siempre la bohemia valenciana, por el Carmen, por las torres, por los puentes y mercados, por ese ensanche que funde presente con pasado.
Y ahora somos nosotros la bohemia valenciana, valencianos que comenzamos la andadura. Seremos poetas, músicos, bailarines y artistas… Portadores y creadores de cultura.
En nosotros cae el peso de la bohemia valenciana. Seremos leyenda o la narraremos, imprimiendo nuestra huella en la historia. Y ante todo pasearemos, y admiraremos nuestra obra… Una obra que empezó cuando el primero de nosotros pensó: “hágase el arte, la pasión, la poesía, la danza y la música”.
Y algún día nuestros nombres el eco los gritará. Y sonarán tal vez en silencio, tal vez mudos, por esas intrincadas calles que acogieron nuestro andar.
Y seremos historia sin serio, la bohemia no morirá. No, mientras quede un solo bohemio paseando por las calles de Valencia, soñándola despierto o soñándola sin más.

Vuela el espíritu de la bohemia valenciana, por el tiempo y su escenario. Vuela lento pero impaciente, esperando a aquellos que continúen su legado.

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