Cuando el mundo aprieta, hay que apretar con él. Porque la
vida trata de eso. Porque Dios aprieta, pero no ahoga. Porque no hay nada que
te caiga del cielo que no puedas superar.
Cuando el mundo aprieta, trata de romper la soga con tacto,
no te quemes, no salgas escaldado. Y si duele, y si quema, cúrate con mimo,
porque hay medicinas que servirán.
Que el mundo no aprieta tanto como parece. Que nos da los
medios para liberarnos de las adversidades.
Tú empuja, no te ahogues. Haz, no imagines. Anímate, porque el
sol siempre sale después de la tormenta. Porque no sabes qué te depara el
mañana.
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